Hace poco más de un año empecé a tener la sensación de que la palabra Emprendedores era una nueva moda. De repente aparecieron cursos para emprendedores, charlas para emprendedores, planes para emprendedores, técnicas, créditos, espacios, coaching, libros, concursos… todo especialmente para emprendedores. Las notas de interés en medios y redes sociales empezaron a hacer foco en el entrepreneurship, en técnicas para trabajar por tu cuenta y en cómo vivir de lo que te gusta.
Casualmente, al mismo tiempo empecé a trabajar como Office Manager en DECK, un espacio de Coworking dirigido, claro, a emprendedores.
Trabajar rodeada de emprendedores me hizo ampliar la perspectiva y dilucidar los grises del famoso mito “Cómo Empezó en un Garage y Ahora es Millonario”. Ahora sé que no se trata del golpe de suerte al que puede aludir un titular de esa naturaleza.
De los emprendedores que conocí, en una primera instancia, empecé a admirar su constancia. Toda esa constancia que hay que tener para ser tu propio jefe, y para dirigir todas las actividades del día al cumplimiento de objetivos propios.
Con el tiempo empecé a admirar sus ideas. No en particular o concretas, sino la facilidad con la que se valen del mundo de las ideas para establecer o concretar un proyecto, o la habilidad para reconstruir ´ideas usadas´ y adaptarlas a su estrategia. Tienen ojo para las oportunidades, sin duda, y eso hace que cada idea sea brillante.
Terminé admirando la forma en que hablan de estas ideas suyas, de sus emprendimientos, de sus proyectos: con pasión. Y con esa pasión te convencen de cualquier cosa, porque ellos mismos creen en sí y en sus ideas ¿como no? las ponen a prueba todos los días.
Yo, que no tenía idea lo que era un emprendedor, empecé a reconocerlos en mi familia, en mis jefes (los de antes y los de ahora), en amigos, y en las personas que me encuentro a diario en el trabajo. Esas personas que se aventuraron y asumieron los riesgos para generar algo propio, innovador y rentable, y que con esa constancia, esas ideas y esa pasión van para adelante todos los días.
Y lo mejor es que lo contagian.